UNA POBLACIÓN DE SAPO COMÚN Y SAPO CORREDOR
ESTÁ SERIAMENTE AMENAZADA EN EL VALLE DE LOZOYA (MADRID)


Sociedad para la Conservación de los Vertebrados


A raíz de que compañeros del Centro de Interpretación de la Naturaleza del Puente del Perdón habían constatado una gran mortalidad de anfibios en la carretera M-604 que discurre por la parte baja del valle del Lozoya (Sierra de Guadarrama, Madrid), miembros de la Sociedad para la Conservación de los Vertebrados (SCV) recorrimos tres tramos de esa carretera entre febrero y octubre de 2000. Se recorrieron tres tramos donde se había constatado una mayor mortalidad:

- Tramo A
Discurre paralelo al río Lozoya entre el pueblo de Rascafría y la finca el Cerrillo (dirección puerto de Cotos). Longitud de 2.800 metros. Carretera de 5 metros de ancura, sin arcén y firme en buen estado. Circulación lenta.

- Tramo B
Paralelo al embalse de la Pinilla entre el desvío a Pinilla del Valle y la entrada al casco urbano de Lozoya. Longitud de 4.300 metros. Carretera de 7 metros de ancura, con arcén y firme en muy buen estado. Circulación rápida (>90 km/h).

- Tramo C
Situado entre la salida del pueblo de Lozoya y el puente sobre el arroyo del Villar (dirección N-I). Longitud de 1.300 metros. Carretera de 7 metros de ancura, con arcén y firme en muy buen estado. Circulación normal (<80 km/h).


En total se recorrieron 24 veces durante el periodo de estudio, siendo más frecuentes las visitas durante la primavera. Se han encontrado 390 vertebrados atropellados de 20 especies diferentes (tabla 1), destacando claramente los anfibios con 357 ejemplares.

A partir de mediados de marzo, al empezar la actividad de los anfibios en busca de lugares apropiados para reproducirse, observamos que existía una importante mortandad de anfibios en un par de puntos y concretamente en un pequeño tramo 400 metros de carretera en las cercanías del pueblo de Lozoya (perteneciente al tramo C) y en un camino paralelo. El sapo común (Bufo bufo) y el sapo corredor (Bufo calamita) son con gran diferencia las especies más afectadas y para cuyas poblaciones locales los atropellos suponen una verdadera amenaza.

La mortalidad por atropello de anfibios se produce principalmente entre la segunda quincena de marzo y la primera de mayo (gráfica 1), cuando los sapos desarrollan su actividad reproductora. Durante este periodo, y gracias a visitas durante varios días seguidos, hemos observado mortandades de entre 10 y 20 sapos comunes y corredores cada día.

 

Gráfica 1. Evolución del número de atropellos de sapo común (gris claro)
y sapo corredor (negro) por quincenas.


En este tramo coinciden muy cerca de la carretera varias zonas aptas para criar estos anuros. Por un lado están las orillas del embalse de Pinilla y unas pequeñas charcas entre éste y la carretera, donde cría principalmente el sapo común. En el otro lado de la carretera se encuentran unos prados donde se forman numerosas charcas gracias a las lluvias primaverales en las que crían masivamente los sapos corredores, especie adaptada a hacerlo en este tipo de aguas temporales. El camino paralelo a la carretera está tan cerca de estos prados que son habituales las parejas de sapo corredor atropelladas en amplexus.

Aparte de los atropellos, también existe la amenaza de la perca sol (Lepomis gibbosus), pez introducido en numerosos puntos de la Península Ibérica y originario de Norteamérica, que está establecida en el embalse y que puede depredar sobre las puestas y larvas. Durante el verano también se llevaron a cabo obras para entubar un pequeño arroyo que atravesaba los prados antes mencionados y que limitará la formación de charcas y su duración. Este hecho puede afectar de forma drástica al sapo corredor, ya que habrá más puestas que se malograrán al secarse las charcas antes de terminar su desarrollo los renacuajos.

A pesar de la difusión de este problema en varios periódicos de tirada nacional, radios y revistas, los responsables de la Agencia de Medio Ambiente no se han puesto en contacto con nuestra asociación para preocuparse por este problema y ver las medidas necesarias para ponerle solución. Parece que la administración no cree preocupante que en la zona más conflictiva (400 metros de carretera) se hayan encontrado 112 sapos comunes y 152 sapos corredores atropellados. Hay que tener en cuenta que en un estudio llevado a cabo por el PMVC por toda España a principios de los noventa durante 1 año y en el que se recorrieron miles de kilómetros, se encontraron sólo 265 sapos corredores atropellados, mientras que tan solo en este tramo hemos recogido 152. Por tanto, nos encontramos con el mayor punto negro de mortalidad de sapo corredor conocido hasta hoy en España, pero la administración regional no parece encontrarlo suficientemente grave como para actuar.

Casualmente unos meses después apareció una noticia en los diarios que indicaba que la administración regional iba a prestar especial atención a los puntos de la red viaria madrileña donde se notase una incidencia negativa de la circulación sobre la fauna. No se ha vuelto a saber nada más de esta iniciativa.

Debido a que la zona problemática es bastante corta y completamente llana, las soluciones tampoco serían muy costosas. Consisten en la instalación de túneles perpendiculares a la carretera y por debajo de ella para que los anfibios y otros pequeños vertebrados puedan cruzarla. Estos túneles estarían complementados con un sistema de vallas o colectores que dirigiesen a los animales hacia la entrada de los túneles y permitiera salir a los que entrasen accidentalmente a la calzada. Gracias a estas sencillas medidas se podrían salvar varios cientos de sapos comunes y corredores adultos todos los años, aparte de la enorme cantidad de recién metamorfoseados que, debido a su pequeño tamaño, pasan completamente desapercibidos. Así conseguiríamos que esta población tan amenazada fuese viable a largo plazo.

En el caso de que la Agencia de Medio Ambiente no considerase oportuno realizar estas obras, se podrían poner señales indicando el cruce de anfibios y limitar la velocidad de los vehículos. Esto no sería complicado, porque el tramo está muy cerca del pueblo de Lozoya y los vehículos circulan a velocidades moderadas, aunque estas actuaciones resultarían completamente insuficientes.

 

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