SITUACIÓN Y PROBLEMAS DE CONSERVACIÓN DEL MIRLO ACUÁTICO (Cinclus cinclus) EN LA COMUNIDAD DE MADRID

 

Sociedad para la Conservación de los Vertebrados (SCV)

  

La poca información que se conoce sobre el mirlo acuático en Madrid se limita a su distribución y unas pequeñas nociones sobre sus requerimientos en cuanto a hábitat y posibles amenazas (De Viedma, 1983; SEO, 1994). Considerando que es una especie buena bioindicadora de la calidad de los cursos fluviales por su estrecha relación con este medio (Ormerod et al., 1985) y que está catalogada como de interés especial en Madrid, nos decidimos a realizar un estudio para cuantificar la población de mirlo acuático en la Comunidad Autónoma de Madrid, ver los principales factores que determinan su actual estado y los que amenazan su futura viabilidad.

El trabajo de campo se centró en la sierra de Guadarrama, única zona en Madrid donde los cursos de agua tienen las características que requiere esta especie. Durante la primavera y el principio de verano de 1999 se recorrieron al menos una vez todos los cursos de agua susceptibles de mantener mirlo acuático durante la época de cría. Gracias a que ocupa territorios muy definidos, su alta detectabilidad y la facilidad para obtener datos de reproducción segura, es relativamente fácil conseguir una buena cifra del número de parejas nidificantes (Esteban y Campos, 1998; Román et al., 1996). En total se abarcaron 202,6 km de 40 cursos de agua de las cabeceras del Cofio, Guadarrama, Manzanares, Guadalix y Jarama; recorriendo el Lozoya en su totalidad, así como buena parte de sus afluentes.

El mirlo acuático está presente en cabeceras y cursos altos de los ríos madrileños en zonas de media y alta montaña (SEO, 1994). Los ríos que ocupa se caracterizan por el carácter permanente de su cauce, pendiente acusada, presencia de tramos de rápidos y torrenteras con piedras emergentes, lecho formado por piedras o grava gruesa, y buena calidad de sus aguas.

La población madrileña de mirlo acuático es de 74-81 parejas (ver tabla 1), que supone sólo el 1% de la población que reside en España (SEO/Birdlife, 1997). Lo hemos encontrado presente en 24 ríos y arroyos de la sierra de Guadarrama, presentando en el río Lozoya y sus afluentes las mejores poblaciones con alrededor del 63% del total. El resto de parejas se distribuyen en pequeño número y de manera muy fragmentada en las cabeceras del Jarama, Cofio, Guadarrama, Manzanares y Guadalix.

 

Cofio

5

Guadarrama

5

Manzanares

6

Guadalix

3-4

Lozoya

47-51

Jarama

8-10

 

74-81

Tabla 1. Distribución del número de parejas en Madrid por cuencas hidrográficas.

 

En Madrid está presente desde 700 hasta 1.700 m.s.n.m., aunque su presencia por debajo de los 900 m es muy escasa. Por encima de 1.500 m tampoco es muy habitual por el escaso caudal que suelen llevar por encima de esa altitud los arroyos, aprovechando estas zonas sólo de forma esporádica.

En el límite de su distribución hacia el oeste, ocupa en Santa María de la Alameda el río Cofio y sus afluentes, desde 1.050 hasta 1.250 m.s.n.m. En el valle de la Fuenfría y los arroyos que descienden desde Siete Picos y el puerto de Navacerrada se distribuyen las pocas parejas que se encuentran en el Guadarrama, en altitudes de 1.100 a 1.600 m.s.n.m. En las faldas sur de la Cuerda Larga se encuentra la media docena de parejas de la cabecera del Manzanares, encontrando su límite inferior en el embalse de Santillana (890 m.s.n.m.) y llegando cerca de los 1.600 m.s.n.m. en el río Navacerrada. Una población muy pequeña se sitúa en varios arroyos cercanos a Miraflores de la Sierra en el tramo alto del Guadalix, entre 1.000 y 1.450 m.s.n.m. En el Lozoya y sus afluentes es donde el mirlo acuático está más ampliamente distribuido y donde encontramos sus límites en altitud, con una pareja por encima del embalse del Pontón de la Oliva (700 m.s.n.m.) y llegando en el arroyo de las Guarramillas hasta 1.700 m.s.n.m.. Dentro del valle del Lozoya, la mayor parte de parejas se encuentran en el arroyo de la Angostura y los arroyos del margen derecho, desde su nacimiento hasta el embalse de Riosequillo. A partir de este punto sólo se encuentran en el río de la Nava, Riato y arroyo de la Puebla. Es en éste último, y los pequeños arroyos que lo alimentan, donde encontramos la mayor concentración de parejas, con cerca del 25% de la población madrileña. En el límite provincial con Guadalajara, en Horcajo de la Sierra y la Hiruela, ocupa por completo el único tramo del Jarama apto para el mirlo acuático desde 1.120 hasta 1.400 m.s.n.m.

En la mayoría de los ríos madrileños, por debajo de los 900-1.000 m.s.n.m. tenemos dos factores importantes que limitan la presencia del mirlo acuático: los núcleos urbanos y urbanizaciones empiezan a ser frecuentes y suponen una seria amenaza para la calidad del agua, y por otro lado los suelos en la zona de pie de sierra tienen carácter detrítico, que unido a la disminución de la pendiente, son características incompatibles con los requerimientos de aguas batidas con suelo de piedras o grava gruesa.

En los ríos madrileños encontramos densidades entre 0.9 parejas/10km (1 pareja) en la zona baja del Lozoya y 7.7 parejas/10km (2 parejas) en el río Riato, con una densidad media de 3.9 parejas/10km en las zonas con presencia de la especie. El arroyo de la Angostura y la zona de la Sierra Pobre son los que tienen mayores densidades, comprendidas entre 3.8 y 7.7 parejas/10km. Estos resultados están bastante por debajo de los obtenidos en otras regiones españolas como Salamanca (Peris et al., 1991) o Galicia (Santamarina, 1991 en SEO/Birdlife (1997)). En Madrid ocupa zonas con pendientes entre 5.2 y 163.3 m/km. Las mayores densidades las encontramos en ríos con pendientes por debajo de 50 m/km, mientras que por encima de 60 m/km las densidades están por debajo de 3.3 parejas/10 km.

Los primeros 16.5 km de la cabecera del Lozoya se prospectaron con intensidad para conocer el tamaño de los territorios allí ocupados, obteniendo un tamaño medio de 1.500 m por territorio. En los tramos de este río con frecuentes áreas de rápidos y pendiente de 30 m/km llegaban a ser de 500 m, mientras que en las partes bajas con mucha menos pendiente (12 m/km) eran de 2.000-2.500 m.

La ausencia de cifras anteriores a este estudio sobre el tamaño de la población madrileña nos impide sacar ninguna conclusión sobre su evolución en los últimos tiempos. Respecto a la superficie ocupada, los datos que hemos recogido nos dan un mapa de distribución muy parecido al de SEO (1994), aunque el periodo transcurrido quizás sea demasiado corto como para sacar alguna conclusión.

La principal amenaza en España para el mirlo acuático son las alteraciones que están sufriendo los ríos (SEO/Birdlife, 1997). La modificación y degradación de su hábitat está produciendo la disminución de sus efectivos en diversas regiones ibéricas, desapareciendo paulatinamente de los cursos bajos y relegándolo a los tramos altos (Jubete, 1997; Román et al., 1996).

Las aguas fecales procedentes de núcleos urbanos y urbanizaciones son el principal origen de la contaminación que afecta a los ríos madrileños ocupados por mirlo acuático. El empeoramiento en la calidad del agua, los evidentes signos de eutrofización y la aparición de basura sólida es muy frecuente en los tramos que atraviesan pueblos. Por tanto, consideramos que el crecimiento continuado que experimentan los pueblos serranos y la consiguiente degradación producida en el medio circundante es actualmente el principal problema con el que se enfrenta el mirlo acuático en Madrid. También las áreas recreativas generan problemas similares, especialmente graves cuando es en la cabecera de los ríos, como el arroyo de las Guarramillas que recibe la basura de los visitantes de la estación de Valdesquí.

La realización de obras hidráulicas (presas, canalizaciones, tomas de agua, etc) en los ríos madrileños probablemente ha sido el hecho que más ha favorecido la pérdida de hábitat favorable para el mirlo acuático en décadas anteriores. Tanto es así que el 50% de los cursos de agua con presencia de mirlo acuático tienen alguna presa en su cauce. Además de la propia inundación de parte del río, se altera el nivel del agua por debajo de ellas provocando cambios de nivel que pueden destruir directamente los nidos o alterar gravemente las características de los tramos donde se alimenta. El ejemplo más sangrante lo encontramos en el río Lozoya. En sus 85 km, nos encontramos con 7 embalses más otras 2 pequeñas presas que anegan 45 km y alteran seriamente otros 19 km. Esto provoca que mientras en sus primeros 20 kilómetros el mirlo acuático tiene una de las mejores poblaciones reproductoras madrileñas, tras el primer embalse que encontramos en su cauce desaparece prácticamente como reproductor.

En algunas zonas de menor altitud, poca pendiente y donde la presencia de ganado es habitual, la creación artificial de pequeñas balsas y remansos para que abreven las reses disminuye la corriente y favorece la sedimentación en el lecho del río. Este factor, junto con la alteración de los márgenes por el paso del ganado y la contaminación orgánica que ocasionan los excrementos, alteran de tal forma las características del río que la presencia de mirlo acuático es mucho menor de la que cabría esperar.

La continua presencia de personas realizando actividades recreativas cerca de la orilla puede provocar el abandono de los nidos. Esta presencia de extraños cerca del nido hace que los adultos eviten entrar en él, perdiéndose fácilmente tanto polladas como puestas (Esteban y Campos, 1998; Shaw, 1978). Por la cercanía de la sierra de la ciudad de Madrid, durante los fines de semana la presión de pescadores y turistas que soportan algunas zonas del valle del Lozoya y la Pedriza es notable.

 

BIBLIOGRAFÍA

 - De Viedma, M. G. (ed.). 1983. Contribución al atlas provisional de los vertebrados de la provincia de Madrid. Monografías, nº 27. ICONA. Madrid.

- Esteban, L. y Campos, E. 1998. Distribución del mirlo acuático (Cinclus cinclus) en Navarra. Anuario Ornitológico de Navarra, 4: 29-34.

- Jubete, F. 1997. Atlas de las aves nidificantes de la provincia de Palencia. Asociación de Naturalistas Palentinos. Palencia.

- Ormerod, S. J; Boilstone, M. A. y Tyler, S. J. 1985. Factors influencing the abundance of breeding Dippers Cinclus cinclus in the catchment of the River Wye, mid-Wales. Ibis, 127: 332-340.

- Peris, S. J.; González-Sánchez, N.; Carnero, J. I.; Velasco, J. C. y Masa, A. I. 1991. Algunos factores que inciden en la densidad y población del mirlo acuático (Cinclus cinclus) en el centro-occidente de la Península Ibérica. Ardeola, 38(1): 11-20.

- Román, J.; Román, F.; Ansola, L. M.; Palma, C. y Ventosa, R. 1996. Atlas de las aves nidificantes de la provincia de Burgos. Caja de Ahorros del Círculo Católico. Burgos.

- Shaw, G. 1978. The breedng biology of the dipper. Bird Study, 25: 149-160.

- SEO. 1994. Atlas de las aves nidificantes de Madrid. Agencia de Medio Ambiente. Madrid.

- SEO/Birdlife. 1997. Atlas de las aves de España (1975/1995) . Lynx Edicions. Madrid.

 

  

Este artículo es un resumen aparecido en el boletín nº 8-9 de la SCV. El artículo completo lo podéis encontrar en el Anuario Ornitológico de Madrid del año 1.999. Por lo tanto debe citarse como:

 SCV. 2000. Situación de la población reproductora de Mirlo Acuático (Cinclus cinclus) en la Comunidad de Madrid. En: Anuario Ornitológico de Madrid 1.999: 16-27. SEO-Monticola. Madrid.


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